tag:blogger.com,1999:blog-8945362310219110822024-03-12T19:40:11.619-07:00Elia BarcelóAnonymoushttp://www.blogger.com/profile/06735098251890103860noreply@blogger.comBlogger7125tag:blogger.com,1999:blog-894536231021911082.post-65370571978258886612014-02-03T01:55:00.000-08:002014-02-03T01:55:02.097-08:00La vida secreta de Walter Mitty, de Ben Stiller<!--[if gte mso 9]><xml>
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<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<a href="https://www.blogger.com/null" name="_GoBack"></a><span lang="ES-TRAD" style="font-family: Arial; mso-ansi-language: ES-TRAD;"></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;"><span lang="ES-TRAD">The secret life of Walter Mitty es una de
esas raras películas que han conseguido tocarme tanto el corazón como el
cerebro: es divertida, tierna, imaginativa, bien construida, profunda y a la
vez ligera; es una reflexión sobre la fantasía, y la vida y la ficción; y
también un comentario sobre el uso del pasado y su importancia para el presente
y para la configuración del futuro. Es un montón de cosas serias y sin embargo,
cuando uno sale del cine, se siente ligero, vivo, alegre, optimista, a pesar de
que la película termina con dos personas de cuarenta años que acaban de perder
sus empleos.</span><span lang="ES-TRAD" style="font-family: Arial;"></span></span></div>
<span style="font-size: large;">
</span><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;"><span lang="ES-TRAD">Como estas líneas están destinadas a lectores
que ya han visto la película, no me molestaré en resumir la trama, sino que voy
a pasar directamente a comentar lo que me ha impresionado particularmente</span><span lang="ES-TRAD" style="font-family: Arial;">.</span></span></div>
<span style="font-size: large;">
</span><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;"><span lang="ES-TRAD">Lo primero que llama la atención nada más
empezar a verla es que los títulos de crédito no se sobreimponen a las
imágenes, sino que forman parte de la realidad descrita, con lo cual ya se
anula la primera frontera entre la realidad de la ficción que vamos a ver y la
realidad “real”, extratextual, de la gente que ha hecho posible la cinta</span><span lang="ES-TRAD" style="font-family: Arial;">.</span><span lang="ES-TRAD"> Además, no es un truco único
sino que, a lo largo de la película irán apareciendo palabras y textos que
completan las imágenes que estamos viendo, cosa que, por una parte nos deja
claro que estamos asistiendo a una ficción, pero por otra parte nos aporta un
componente lúdico sin desligarnos de la identificación con lo que sucede</span><span lang="ES-TRAD" style="font-family: Arial;">.</span></span></div>
<span style="font-size: large;">
</span><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;"><span lang="ES-TRAD">Enseguida, cuando Walter está esperando el
tren que ha de llevarlo a su trabajo, surge por primera vez la arrolladora fantasía
del protagonista y nos lo encontramos convertido en un Superman que salva al
perrito de Cheryl, la chica de la película; y con ello entramos en otro nivel
de ficción, el más evidente: los sueños diurnos de Walter Mitty que se
alimentan precisamente de escenas cinematográficas mil veces disfrutadas y de
clichés narrativos de toda la vida: el héroe, la doncella, el malo, la lucha a
puñetazos, la declaración de amor eterno, el sacrificio hasta la muerte, etc.</span><span lang="ES-TRAD" style="font-family: Arial;"></span></span></div>
<span style="font-size: large;">
</span><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;"><span lang="ES-TRAD">Poco después lo acompañamos a su trabajo: la
prestigiosa revista Life que durante décadas, junto a su compañera Time,
conformó la visión estadounidense del mundo real para ofrecerla al resto del
planeta. Las emblemáticas fotos de Life son las que, a lo largo de más medio
siglo, han recogido y casi creado la actualidad, la realidad del mundo
occidental. Caminando con Walter por los pasillos de la editorial vamos viendo
fotos que han hecho historia, personajes para el recuerdo: Marilyn Monroe, la
llegada a la Luna, John Lennon, Vietnam… momentos estelares del siglo XX. Y con
eso entra otro nivel más en la ficción a la que estamos asistiendo: la realidad
pasada por el ojo de los fotógrafos, seleccionada por ellos y por el equipo de
la revista; la realidad que se conserva para el futuro, para que la gente del
futuro tenga acceso al pasado, o al menos a la visión del pasado que Life
decidió guardar, de acuerdo con su lema: “Ver el mundo, enfrentarse al peligro,
mirar tras los muros, acercarse a los demás, asombrarse y sentir”.</span></span></div>
<span style="font-size: large;">
</span><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;"><span lang="ES-TRAD">Walter, el protagonista, es el custodio de
esas imágenes, del archivo donde se guarda la realidad visual del siglo XX. Él,
en su biblioteca sin luz natural, sin ventanas a la calle, conserva las escenas
del pasado, las guerras, los triunfos, la naturaleza, las catástrofes, los retratos
de quienes fueron actualidad y ahora son ya historia. Ahí, en ese archivo, es
donde se unen los dos temas centrales de la cinta: la influencia de la
imaginación y el pasado sobre la realidad y el futuro.</span></span></div>
<span style="font-size: large;">
</span><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;"><span lang="ES-TRAD">Poco a poco empieza a aflorar una de las
aseveraciones de la película (me vais a perdonar que no hable de “mensaje” pero
es que eso lo asocio o con el servicio de Correos o con los curas y los malos
profesores de literatura de mi adolescencia): la realidad es susceptible de ser
alterada, de ser cambiada de modo duradero. Cuesta trabajo, hay que echarle
valor, y hay distintas formas de conseguirlo pero se puede hacer si uno quiere.
Puedes pasarte la vida soñando lo que quisieras hacer o puedes tratar de
hacerlo. Puedes fracasar en el intento, pero incluso fracasando has aprendido
algo y estás unos pasos más cerca de lo que deseabas. Pero se trata de una
aseveración suave, divertida, no es la lucha a muerte de los protagonistas de
tantas películas americanas donde vemos a un hombre contra el mundo, que al
final gana, sino la posibilidad que se le ofrece a un hombre normal de salir de
su rutina con ayuda de su imaginación y luego, empujado por la casualidad, ir
atreviéndose a dar el siguiente paso. Lo que no significa, en absoluto, que las
cosas tengan que salir bien.</span><span lang="ES-TRAD" style="font-family: Arial;"></span></span></div>
<span style="font-size: large;">
</span><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;"><span lang="ES-TRAD">Además de los diferentes planos de realidad,
a los que luego volveré, una cosa que me parece magnífica en la película es el
uso de los objetos del pasado. Lo primero que aparece, además del archivo, es
ese magnífico, inmenso, molestísimo piano de cola que impide de momento que la
madre de Walter –magnífica Shirley McLaine– pueda mudarse a la residencia de
ancianos que habían elegido. El piano, al ser un regalo de boda de su marido,
adquiere en el pensamiento de los hijos la categoría de inviolable y, por
tanto, se convierte en un peso muerto que, literalmente, los aplasta a todos.
No es en absoluto casual que casi al final de la película las cosas empiezan a
resolverse y aligerarse cuando madre e hijos deciden vender el símbolo del
pasado, cobrar un dinero que les viene muy bien, y empezar a pensar en el
futuro libres de esa carga. “Ya somos mayores los tres”, dice la madre cuando
los hijos aún sufren pensando que traicionan al padre al vender el piano. Pero
el padre, como se nos presenta a través de los recuerdos, habría estado de
acuerdo con una solución tan pragmática.</span><span lang="ES-TRAD" style="font-family: Arial;"></span></span></div>
<span style="font-size: large;">
</span><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;"><span lang="ES-TRAD">Del mismo modo el muñeco que representa la
infancia de Walter y por el que lucha como un superhéroe contra el malo de la
película, sólo empieza a resultar útil y positivo al ser cambiado por el <i>skateboard</i>
que le va a permitir volver a ser joven durante una escena impagable (el
descenso por la carretera hasta el pueblo islandés) y que va a darle ocasión de
conseguir el amor de Cheryl y ganarse el respeto de su hijo. También la mochila
y el diario de viajes, que al principio de la película no son más que trastos
viejos, se convierten en cosas útiles al cambiar el protagonista de actitud.</span></span></div>
<span style="font-size: large;">
</span><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;"><span lang="ES-TRAD">Es decir, que el pasado puede ser una losa
que nos limita o puede ser un par de alas, según sepamos usarlo. Igual que la
familia, que al principio parece lo típico de las películas de Hollywood, una
fuente de molestias y complicaciones, pero que pronto se revela como algo
tremendamente positivo. Madre e hijos se llevan bien, se ayudan, se quieren. Lo
que se cuenta del padre nos hace ver que siempre fueron una familia unida, que
el padre también estaba orgulloso de sus hijos, sin importar que el chico
quisiera hacerse una cresta <i>punk</i> y fuera <i>skater</i>. Incluso el
exmarido de Sheryl es lo bastante amable como para ayudarla a reparar la nevera
que se le ha estropeado a ella. Y el compañero de Walter en el archivo es un
tipo raro pero buena persona, como Todd, el de la agencia de contactos de Los
Angeles.</span></span></div>
<span style="font-size: large;">
</span><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;"><span lang="ES-TRAD">El mundo “real” en el que viven los
personajes no se presenta con dramatismo; los personajes tienen sus problemas,
claro, los problemas reales y normales que todos sufrimos: la vejez de una
madre que ha decidido retirarse a una residencia de ancianos, el divorcio, la
soledad, la necesidad de encontrar el amor, el miedo a perder el empleo, la
asistencia constante a <i>castings</i> donde
uno es medido y pesado y muchas veces rechazado… Un mundo como el que
conocemos, donde los malos no están ahí para matarte a tiros, sino – algo más
real y terrible– para humillarte, para quitarte la dignidad y el trabajo; donde
los malos no son tipos duros y perversos a los que puedes enfrentarte a tiros y
a puñetazos, sino simples gilipollas de traje y corbata, mediocres que se creen
primos de dios y que, por desgracia, tienen tu vida laboral en sus manos y
contra los que no puedes luchar. Esa gente que también es, sobre todo, imagen,
proyección, vacío; que no tienen ni siquiera la imaginación suficiente para
soportar el día a día siendo a ratos otra persona, como hace Walter</span><span lang="ES-TRAD" style="font-family: Arial;">.</span></span></div>
<span style="font-size: large;">
</span><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;"><span lang="ES-TRAD">Y además de todos estos niveles de ficción y
de esta bella reflexión sobre el peso del pasado, tenemos la figura épica de
Sean, el fotógrafo que envía negativos de los de antes salpicados de su propia
sangre que ha derramado en el ejercicio de su heroica profesión; una figura deliciosamente
cliché, exagerada, arquetípica, que luego resulta ser un tipo encantador, un
tipo que a veces, cuando una escena es demasiado bella, decide guardársela para
el recuerdo propio, para disfrutarla mientras sucede y no enlatarla, ni
fijarla, ni compartirla con nadie que no haya estado con él en ese instante.
Ese fue para mí uno de los mejores momentos de la película: los pocos segundos
en los que Sean tiene a tiro al tigre fantasma –“la belleza no necesita llamar
la atención”– y en lugar de hacerle la foto, se limita a disfrutar de estar viéndolo.</span><span lang="ES-TRAD" style="font-family: Arial;"></span></span></div>
<span style="font-size: large;">
</span><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;"><span lang="ES-TRAD">También me ha gustado que la foto del último
número de Life, la quintaesencia, sea la de un archivero, en representación de
todos los profesionales de los que depende cualquier trabajo de equipo; esos
profesionales que no se ven, que no tienen <i>glamour</i>,
que se limitan a hacer bien lo que tienen que hacer para que todo funcione. Y
me ha encantado la discreta y demoledora confrontación de Walter con el
gilipollas de Hendrick, mucho más satisfactoria que la lucha entre superhéroes
por las calles de Manhattan.</span></span></div>
<span style="font-size: large;">
</span><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;"><span lang="ES-TRAD">Y me ha parecido magnífico ese final real,
cotidiano, tierno, de los dos protagonistas caminando codo a codo por la
ciudad, como en un poema de Benedetti, felices de estar juntos, de haber visto
la portada del último número de Life, de haber quedado para ver una función de <i>Grease</i>
en una iglesia de barrio. Y el momento de valentía, de decisión, cuando Walter,
sin mirar a Cheryl, la coge de la mano para cruzar la calle. Sin besos de tres
minutos, sin desnudarse a zarpazos por el pasillo, sin hambrientas escenas de
cama.</span></span></div>
<span style="font-size: large;">
</span><div class="MsoBodyText">
<span style="font-size: large;"><span lang="ES-TRAD">Dos personas que acaban de perder su
empleo a los cuarenta años pero que están enamorados y se cogen de la mano por
primera vez. Eso es realidad. Y buen cine. Y bálsamo para el espíritu.</span></span></div>
<span style="font-size: large;">
</span><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;"><span lang="ES-TRAD">Esta película nos recuerda que la realidad es
mucho más amplia de lo que creemos, que hay muchas realidades, distintas para
cada persona (los marineros chilenos del barco, el piloto borracho de
Groenlandia, los warlords de Pakistán, la hermana del protagonista, el gilipollas
que tiene que organizar el despido y el cierre de la empresa…), que existe la
realidad de la imaginación, de los sueños diurnos; que esa realidad se apoya en
ficciones cinematográficas y novelescas, y que éstas, a su vez, se apoyan en
mitos y arquetipos tan antiguos como la humanidad. Y está la realidad de la
imagen fotográfica, que es y no es real –es real porque se fotografía lo que
hay frente a la cámara; no es real porque se selecciona lo que interesa, y se
descarta lo que no conviene–, esas imágenes que conforman el mundo visual
público que, poco después de su momento presente, pasan al archivo y se
convierten para siempre en pasado inalterable. También está la escena en la
que, al regresar Walter de Pakistán, lo hacen pasar por una pantalla de rayos X
y vemos la “realidad oculta” de su esqueleto, lo que no es accesible a nuestros
ojos. Y está la realidad del teatro, de la obra en la que trabaja Odessa, la
hermana de Walter, –<i>Grease</i>- que
representa el mundo “real” en un escenario. Y, por supuesto, la película en sí
que, durante las dos horas de proyección, nos habla de un mundo tan real como
el nuestro sin que dejemos de ser conscientes de que estamos viendo una ficción
exagerada que tiene poco de realista y, sin embargo, es real. </span><span lang="ES-TRAD" style="font-family: Arial;"></span></span></div>
<span style="font-size: large;">
</span><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;"><span lang="ES-TRAD">Si continuamos así, veremos que en la base es
todo un juego de espejos, pero Ben Stiller ha elegido con muchísimo tino –en mi
opinión– el tono de su película. Con los mismos mimbres podía haber hecho una
cinta lenta y reflexiva, o una obra surrealista o una historia de realismo
mágico, o una de superhéroes sin más. Sin embargo ha conseguido hacer algo
emocionante, que nos contagia el cariño que él ha puesto en ello, jugando con
tantos detalles que resulta imposible mencionarlos todos.</span><span lang="ES-TRAD" style="font-family: Arial;"></span></span></div>
<span style="font-size: large;">
</span><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;"><span lang="ES-TRAD">Habrá que estar atentos a este hombre, aunque
si nunca volviera a hacer otra película, ya le estoy enormemente agradecida por
la felicidad que me ha dado las dos veces que la he visto: El día de mi
cumpleaños me regalé volver a verla. ¡Gracias, Mr. Stiller!</span><span lang="ES-TRAD" style="font-family: Arial;"></span></span></div>
<span style="font-size: large;">
</span><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<span style="font-size: large;">
</span><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<span style="font-size: large;">
</span><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/06735098251890103860noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-894536231021911082.post-77142783533287648512014-01-20T23:56:00.000-08:002014-01-20T23:56:32.059-08:00Libros que leen a su lector<!--[if gte mso 9]><xml>
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<br />
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span style="font-size: large;"><span style="font-family: Arial,Helvetica,sans-serif;"><span lang="ES">Este fin de semana he leído un artículo en el New
York Times del 7 de enero (voy atrasada, lo confieso; se me amontonan las cosas
por leer) que no se me va de la cabeza porque presenta una novedad que a los
escritores nos puede cambiar mucho la forma de trabajar en el futuro y no estoy
nada segura de que me guste la idea. Es más, sé que no me gusta, pero quiero
darle una oportunidad porque todo nuevo desarrollo tecnológico merece, en mi
opinión, al menos un tiempo de reflexión antes de ser condenado. Por eso estoy
escribiendo esto, para aclararme yo y para ver qué pensáis vosotros.</span></span></span></div>
<span style="font-size: large;"><span style="font-family: Arial,Helvetica,sans-serif;">
</span></span><div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span style="font-size: large;"><span style="font-family: Arial,Helvetica,sans-serif;"><span lang="ES">Resulta que, ahora que ya se pueden leer libros en
e-readers, y almacenar la información sobre cómo son leídos esos libros
(deprisa, despacio, linealmente, a saltos, etc.) han surgido unos “servicios”
que ofrecen lectura a un precio increíble a cambio de información por parte de
los lectores.</span></span></span></div>
<span style="font-size: large;"><span style="font-family: Arial,Helvetica,sans-serif;">
</span></span><div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span style="font-size: large;"><span style="font-family: Arial,Helvetica,sans-serif;"><span lang="ES">Me explico:</span></span></span></div>
<span style="font-size: large;"><span style="font-family: Arial,Helvetica,sans-serif;">
</span></span><div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span style="font-size: large;"><span style="font-family: Arial,Helvetica,sans-serif;"><span lang="ES">Este verano Smashwords cerró un trato para poner
225.000 libros en Scribd, una biblioteca digital con un servicio de suscripción
que comenzó a funcionar en octubre pasado. Oyster es un servicio parecido
basado en el área de Nueva York, y la cosa funciona así:</span></span></span></div>
<span style="font-size: large;"><span style="font-family: Arial,Helvetica,sans-serif;">
</span></span><div class="MsoBodyText">
<span style="font-size: large;"><span style="font-family: Arial,Helvetica,sans-serif;"><span lang="ES">El lector se suscribe, paga una cuota
mensual de 10 dólares y, a cambio, puede leer todo lo que quiera de entre los
libros que están en esa biblioteca digital. Por supuesto es consciente de que
sus costumbres de lectura quedarán registradas y serán pasadas posteriormente a
los escritores que paguen por conseguir esos datos. De ese modo, todo autor puede
enterarse en detalle de cómo se lee y se recibe su texto: puede saber cuántos
de los lectores que empiezan a leer su novela la acaban realmente; dónde dejan
de leer, con qué velocidad leen, qué pasajes leen más rápido, o más veces; qué
pasajes se saltan...</span></span></span></div>
<span style="font-size: large;"><span style="font-family: Arial,Helvetica,sans-serif;">
</span></span><div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span style="font-size: large;"><span style="font-family: Arial,Helvetica,sans-serif;"><span lang="ES">El escritor puede darse cuenta, pongo como
ejemplo, de que cuando sus personajes empiezan a reflexionar, la mayor parte de
lectores se salta los monólogos interiores; que cuando pone una escena erótica
o una escena de tortura, o una declaración amorosa, hay muchos lectores que la
leen dos y tres veces; que cuando se amontonan los misterios y aún quedan
muchas páginas, la mitad de los lectores se va directamente al final.</span></span></span></div>
<span style="font-size: large;"><span style="font-family: Arial,Helvetica,sans-serif;">
</span></span><div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span style="font-size: large;"><span style="font-family: Arial,Helvetica,sans-serif;"><span lang="ES">¿Eso es bueno o es malo?</span></span></span></div>
<span style="font-size: large;"><span style="font-family: Arial,Helvetica,sans-serif;">
</span></span><div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span style="font-size: large;"><span style="font-family: Arial,Helvetica,sans-serif;"><span lang="ES">Los inventores del asunto, evidentemente, dicen
que con esta “ayuda” los libros serán cada vez mejores porque los autores
sabrán exactamente qué quiere su audiencia.</span></span></span></div>
<span style="font-size: large;"><span style="font-family: Arial,Helvetica,sans-serif;">
</span></span><div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span style="font-size: large;"><span style="font-family: Arial,Helvetica,sans-serif;"><span lang="ES">Yo no creo que un libro vaya a ser mejor por darle
a los lectores exactamente lo que quieren. Si el escritor no se arriesga, no
prueba cosas nuevas, no intenta variar, sorprender, incluso tomar el pelo o
engañar a veces a su lector, acabará repitiendo los mismos esquemas una y otra
vez. Y soy consciente de que muchos lectores quieren exactamente eso: más de lo
mismo; series con los mismos personajes enfrentados a problemas ligeramente
distintos. Pero pienso que debe haber hueco para los escritores que queremos
cambiar en cada novela, aunque nos arriesguemos a perder a algunos lectores que
habían disfrutado de la anterior y sin embargo no se entusiasman con la nueva
porque es otra cosa muy distinta.</span></span></span></div>
<span style="font-size: large;"><span style="font-family: Arial,Helvetica,sans-serif;">
</span></span><div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span style="font-size: large;"><span style="font-family: Arial,Helvetica,sans-serif;"><span lang="ES">Dentro de poco, se rumorea, Amazon empezará
también a ofrecer este servicio a los lectores y pronto, lógicamente, empezará
a ofrecer a los escritores la posibilidad de comprar la información obtenida.
La tentación es grande. Estoy segura de que muchos escritores lo comprarán
(¿compraremos?) aunque sólo sea una vez, aunque sólo sea “por curiosidad”, para
ver qué les ha gustado más, qué les ha aburrido, si han terminado tu novela, si
la han dejado ya en los primeros capítulos...</span></span></span></div>
<span style="font-size: large;"><span style="font-family: Arial,Helvetica,sans-serif;">
</span></span><div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span style="font-size: large;"><span style="font-family: Arial,Helvetica,sans-serif;"><span lang="ES">Y entonces, después de haber cedido a la
curiosidad, y de haberle pagado a la empresa que ofrece estos servicios, y de
saber (o creer saber) qué quiere tu público... entonces ¿qué? ¿Empiezas a
quitar reflexiones, o descripciones, o escenas en las que sólo salen mujeres?
¿Empiezas a añadir violencia, o romanticismo? ¿Quitas páginas? ¿Quitas
misterios? ¿Pones más escenas en lugares exóticos? ¿Fuerzas el final feliz?</span></span></span></div>
<span style="font-size: large;"><span style="font-family: Arial,Helvetica,sans-serif;">
</span></span><div class="MsoBodyText">
<span style="font-size: large;"><span style="font-family: Arial,Helvetica,sans-serif;"><span lang="ES">A mí, la verdad, no me gusta la idea.</span></span></span></div>
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/06735098251890103860noreply@blogger.com7tag:blogger.com,1999:blog-894536231021911082.post-64911975337913125552014-01-20T03:33:00.000-08:002014-01-20T03:33:30.863-08:00Exámenes
<span style="font-size: large;">Está acabando el semestre y toca poner exámenes. Los estudiantes van locos tratando de memorizar lo que tendrían que haber aprendido poco a poco y con alegría. Los profesores van locos tratando de poner exámenes que no cuesten demasiado de corregir y permitan "objetivizar" las notas que van a dar.</span><br />
<span style="font-size: large;"></span><br />
<span style="font-size: large;">Todos los semestres lo mismo.</span><br />
<span style="font-size: large;"></span><br />
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 10pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; mso-ansi-language: ES-TRAD;"><span style="font-size: large;">Y yo, de toda la vida, detesto poner exámenes. Bastante más que hacerlos. Al
fin y al cabo, hacerlos es cuestión de demostrar que sabes lo que deberías
saber, pero poner exámenes es algo que me coloca en una posición de controlador
que nunca he querido para mí.<o:p></o:p></span></span></div>
<span style="font-size: large;">
</span><br />
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 10pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; mso-ansi-language: ES-TRAD;"><span style="font-size: large;">Llevo muchísimos años dando clase, y me encanta enseñar.
Sigo encontrando muy estimulante enseñar a otras personas a hacer cosas que yo
sé hacer, todas relacionadas con la literatura, eso sí. Me gusta enseñar a leer
como escritor, enseñar a analizar textos y a sacarles todo lo que tienen
dentro, explicar el contexto histórico en el que surgió una determinada obra,
llevar a los estudiantes a encontrar y comprender las alusiones, los guiños que
un texto ofrece, la intertextualidad, la intermedialidad... Disfruto de
ayudarlos a escribir mejor sus propios textos, a descubrir los fallos, a jugar
con distintas posibilidades para ver cómo cambia un relato cambiando su
narrador, su estructura, su punto de vista... Todo eso me parece estupendo.
Pero cuando se acerca el fin de semestre y tengo que plantearme qué les voy a
poner como examen, entonces empiezo a sufrir, simplemente porque detesto el concepto del
examen en sí.<o:p></o:p></span></span></div>
<span style="font-size: large;">
</span><br />
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 10pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; mso-ansi-language: ES-TRAD;"><span style="font-size: large;">No sé siquiera bien por qué, pero el hecho de tener que
examinarse después de un buen número de clases, me parece ligeramente
humillante, tanto para los estudiantes como para mí. Desde mi punto de vista de
maestra significa que no lo he hecho bien, ya que tengo que comprobar que de
verdad han aprendido lo que he intentado enseñarles a lo largo de unos meses. Y
que no me fío de ellos. Un buen maestro a la antigua debería saber qué nivel tiene
cada uno de sus alumnos y, sin más, hablar con ellos y decirles si están ya a
la altura necesaria o si tienen que seguir trabajando hasta llegar al nivel
requerido. Y desde el punto de vista del estudiante, lo correcto sería haber
dado suficientes muestras de lo conseguido a lo largo del aprendizaje para que
el examen no se hiciera necesario.<o:p></o:p></span></span></div>
<span style="font-size: large;">
</span><br />
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 10pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; mso-ansi-language: ES-TRAD;"><span style="font-size: large;">Pero no. Yo tengo que hacer una serie de preguntas
para asegurarme de que ellos saben contestarlas. Ellos me escriben respuestas
que yo ya sé. Todos nos cansamos y nos aburrimos y cuando la nota no es
positiva, además se enfadan, como si no tuvieran claro ellos mismos que aún no
saben bastante. <o:p></o:p></span></span></div>
<span style="font-size: large;">
</span><br />
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 10pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; mso-ansi-language: ES-TRAD;"><span style="font-size: large;">A mí me gustaría trabajar con gente -poca- que de verdad
quisiera aprender lo que yo soy capaz de enseñar, gente que confiara lo
bastante en mí como para no necesitar exámenes, en una institución que se fiara
tanto de sus profesores como de sus alumnos, un lugar donde unos estuvieran
satisfechos enseñando y otros aprendiendo, donde los estudiantes llegaran a un
punto en el que empezaran a ser mejores que sus maestros y los maestros
estuvieran encantados con ello.<o:p></o:p></span></span></div>
<span style="font-size: large;">
</span><br />
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 10pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; mso-ansi-language: ES-TRAD;"><span style="font-size: large;">Sé que es utópico, pero no puedo evitar ese tipo de
deseos. Especialmente cuando, como ahora, salgo de una reunión en la que se me
pide que “sea realista” y que me deje de sueños inalcanzables –como el de
reformar el plan de estudios para que nuestros alumnos puedan tener más
libertad de elección, o el de diseñar una nueva página web para que resulte
mínimamente atractiva para futuros estudiantes–.<o:p></o:p></span></span></div>
<span style="font-size: large;">
</span><br />
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 10pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; mso-ansi-language: ES-TRAD;"><span style="font-size: large;">Está claro que lo de “la fantasía al poder” quedó
atrás. Ahora sólo queda el poder, sin fantasía, para unos cuantos seres grises –gris
oscuro– que exigen muchos exámenes. Para los demás, claro.<o:p></o:p></span></span></div>
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/06735098251890103860noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-894536231021911082.post-11622702253693415182014-01-08T02:05:00.000-08:002014-01-08T02:05:43.976-08:00?Por qué escribir?<!--[if gte mso 9]><xml>
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<br />
<div class="MsoBodyText">
<span style="font-size: large;"><span lang="ES">Como el pensamiento va por libre y hace lo
que quiere, yo llevo un par de días dándole vueltas a una cuestión que nunca me
había interesado particularmente y ahora, de golpe, me viene a la cabeza una y
otra vez: ¿por qué escribo? ¿Por qué dedico horas y horas de mi limitado tiempo
sobre la Tierra, de mi única vida, a escribir ficciones, historias inventadas
de personajes inexistentes? ¿Por qué me importan esas historias y esos
personajes? ¿Por qué hay otras personas a las que también les importan?</span></span></div>
<span style="font-size: large;">
</span><div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span style="font-size: large;"><span lang="ES">Esto, claro, es una cuestión secundaria y tiene
una explicación más sencilla. Como yo también soy lectora y derivo un gran
placer de la lectura, puedo comprender que a uno le importen y hasta le
preocupen los problemas de seres que no han existido nunca y que disfrute de
las ficciones que otras personas se han molestado en crear. Creo saber por qué
leo. Pero eso no resuelve la primera cuestión. ¿Por qué escribo?</span></span></div>
<span style="font-size: large;">
</span><div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span style="font-size: large;"><span lang="ES">Yo no escribo por altruísmo, para hacer felices a
otros posibles lectores; me gusta que suceda, claro, pero no es mi motivación
primaria. Tampoco escribo para que me quieran, como decía Scott Fitzgerald,
opinión que comparten muchos otros escritores. Sé seguro que la gente que me
quiere me querría igual si dejara de escribir. Incluso al principio, en mi
adolescencia, llegué a sentir lo contrario: un vago temor de que mi familia y
mis amigos me quisieran menos o dejaran de quererme al averiguar qué cosas tan
raras se ocultaban en mi cerebro. Y sin embargo seguí escribiendo.</span></span></div>
<span style="font-size: large;">
</span><div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span style="font-size: large;"><span lang="ES">Definitivamente no escribo por vanidad ni para que
mi ego se sienta mejor: vivo lejos, no acudo a tertulias de televisión, ni voy
a cócteles y presentaciones. Todo el “ego boosting” que recibo es por escrito,
a través de reseñas, comentarios o e-mails y creo que eso no le bastaría a
nadie para pasarse varias horas diarias encerrado en casa poniendo una palabra
detrás de otra. Tampoco escribo por dinero. Me gusta que me paguen por mi
trabajo, evidentemente, y siempre me hace ilusión vender una novela y que la
compren en otros países y que me den mis <i>royalties</i> cuando procede pero,
si fuera sólo para ganar dinero, hay muchas formas más efectivas y menos
solitarias de hacerlo. Aparte de que llevo más de veinte años escribiendo
profesionalmente y sólo hace diez que podría vivir de ello, lo que deja claro
que ganar dinero no puede haber sido mi motivación.</span></span></div>
<span style="font-size: large;">
</span><div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span style="font-size: large;"><span lang="ES">Ni escribo para comunicar una “verdad”, ni para
abrirle los ojos al mundo, ni para hacer proselitismo de nada. Si fuera ese mi
interés, habría entrado en política o me dedicaría a la publicidad o habría
fundado una religión.</span></span></div>
<span style="font-size: large;">
</span><div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span style="font-size: large;"><span lang="ES">Y, además, la posteridad me importa un pimiento.
Me parecería horrible que un plan de estudios obligara a estudiantes del futuro
a leer mis novelas o mis cuentos. No necesito tener calles a mi nombre ni me
apetece que coloquen un busto mío en un jardín con palomas, esos bichos
asquerosos sin expresión.</span></span></div>
<span style="font-size: large;">
</span><div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span style="font-size: large;"><span lang="ES">Así que... ¿por qué lo hago?</span></span></div>
<span style="font-size: large;">
</span><div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span style="font-size: large;"><span lang="ES">Descartado (o casi) todo lo anterior, me temo que
sólo me queda una respuesta: porque me da placer escribir, porque disfruto
haciéndolo. Pero hay muchas otras cosas que me dan placer y, sin embargo, no
les dedico tantísimo tiempo ni tantísimo esfuerzo. Me gusta dibujar del
natural, y hacer yoga, y salir a caminar durante horas, y bailar, y cocinar
platos complicados, y me encanta el cine... pero todo eso se queda para los
ratos libres, después de escribir, no en lugar de ello.</span></span></div>
<span style="font-size: large;">
</span><div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span style="font-size: large;"><span lang="ES">¿Será para poder vivir más vidas que sólo la mía,
tan pequeña, tan “normal”? ¿Será para averiguar qué hay dentro de mí, dentro de
otros seres humanos? ¿Será porque no puedo evitarlo, porque las ideas y las
historias surgen en mi interior como burbujas de cava y tengo que sacarlas para
que no me vuelvan loca?</span></span></div>
<span style="font-size: large;">
</span><div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span style="font-size: large;"><span lang="ES">Si leéis esto, y también escribís, ¿sería mucho
pedir que me digáis por qué lo hacéis vosotros?</span></span></div>
<span style="font-size: large;">
</span><div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span style="font-size: large;"><span lang="ES">Estoy segura de que me ayudaría mucho.</span></span></div>
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/06735098251890103860noreply@blogger.com4tag:blogger.com,1999:blog-894536231021911082.post-29335408606314192372013-12-16T06:27:00.000-08:002013-12-16T06:27:54.399-08:00Mi amigo Antonio<!--[if gte mso 9]><xml>
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<br />
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoBodyText">
<span style="font-family: Arial,Helvetica,sans-serif;"><span style="font-size: large;"><span lang="ES">Lo conocí en el Instituto. Yo tenía
dieciséis años, él dieciocho. Yo era estudiosa, poco sociable, algo rarita,
habitante de la biblioteca municipal, aunque los fines de semana salía con mis
mejores amigas a bailar o al cine, mis dos grandes pasiones además de la lectura.</span></span></span></div>
<span style="font-family: Arial,Helvetica,sans-serif;"><span style="font-size: large;">
</span></span><div class="MsoBodyText">
<span style="font-family: Arial,Helvetica,sans-serif;"><span style="font-size: large;"><span lang="ES">Él era alto, guapo, distante, diferente.
Tocaba la guitarra, quería ser músico, estaba deseando salir del pueblo para no
volver. Nunca pensé que pudiéramos ser amigos; Antonio era demasiado guapo,
todas las chicas estaban locas por él. A mí, simplemente, me intrigaba.</span></span></span></div>
<span style="font-family: Arial,Helvetica,sans-serif;"><span style="font-size: large;">
</span></span><div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial,Helvetica,sans-serif;"><span style="font-size: large;"><span lang="ES">Nos conocimos preparando el festival de Navidad de
hace cuarenta años, de 1973. Yo tenía buena voz, él tocaba todas las canciones
que me gustaban. A partir de ese diciembre, y hasta que los dos nos marchamos
de Elda, fuimos casi inseparables. Recuerdo domingo tras domingo de cafés y
paseos y conversaciones; de oír música y hacer planes; de imaginar futuros
esplendorosos, creativos, plenos. Compusimos algunas canciones, él la música,
yo la letra, en inglés y en español. Él era un “glam child” o quería serlo, en
la estela de David Bowie, de Lou Reed. Yo amaba las letras profundas,
complicadas, hermosas, los cantautores. Antonio me descubrió a Leonard Cohen
cuando yo ya estaba estudiando en Valencia y él vivía en Madrid. Vino algunas
veces a verme, a charlar, a soñar, a bailar juntos en las mejores discotecas.
Era un buen bailarín y un loco maravilloso. Nos queríamos profundamente, con
ligereza, con liviandad. Nos escribíamos. Podían pasar meses sin que nos
viéramos y, al encontrarnos, todo era como siempre. Él era la araña de Marte,
yo su Lady Stardust.</span></span></span></div>
<span style="font-family: Arial,Helvetica,sans-serif;"><span style="font-size: large;">
</span></span><div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial,Helvetica,sans-serif;"><span style="font-size: large;"><span lang="ES">Los dos estuvimos en el extranjero, pero no
juntos; sólo nos unían las cartas que nos escribíamos. Yo me enamoré de Klaus y
empecé a hacer planes para marcharme a Austria. Él, un día, me contó lo que yo
sabía desde hacía mucho tiempo y él, decía, había descubierto recientemente:
que se había enamorado de un hombre que también lo quería.</span></span></span></div>
<span style="font-family: Arial,Helvetica,sans-serif;"><span style="font-size: large;">
</span></span><div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial,Helvetica,sans-serif;"><span style="font-size: large;"><span lang="ES">Lo celebramos en un breve encuentro, los dos
solos, como en los viejos tiempos. Luego la distancia empezó a separarnos. No
había internet, ni móviles, ni redes sociales. Nos escribíamos alguna vez.
Llegó a conocer a mi hijo. Su pareja murió, y un tiempo después volvió a
enamorarse; llegué a conocer a su nueva pareja. Luego nos perdimos de vista
otra vez. Su vida no fue fácil pero nunca perdió la sonrisa y la capacidad de
querer, la generosidad de ayudar.</span></span></span></div>
<span style="font-family: Arial,Helvetica,sans-serif;"><span style="font-size: large;">
</span></span><div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial,Helvetica,sans-serif;"><span style="font-size: large;"><span lang="ES">Habíamos pensado vernos este verano próximo, 2014,
después de más de diez años, aunque él insistía en que no quería que lo viera
ya tan mayor, tan desmejorado. ¡Como si esos años sólo hubiesen pasado para él!</span></span></span></div>
<span style="font-family: Arial,Helvetica,sans-serif;"><span style="font-size: large;">
</span></span><div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial,Helvetica,sans-serif;"><span style="font-size: large;"><span lang="ES">El viernes recibí un Whatsapp de una gran amiga
común: Antonio había muerto de un infarto cerebral.</span></span></span></div>
<span style="font-family: Arial,Helvetica,sans-serif;"><span style="font-size: large;">
</span></span><div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial,Helvetica,sans-serif;"><span style="font-size: large;"><span lang="ES">Curiosamente, me llamó la atención que en el post
anterior yo hablaba de la suerte de estar vivo.</span></span></span></div>
<span style="font-family: Arial,Helvetica,sans-serif;"><span style="font-size: large;">
</span></span><div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial,Helvetica,sans-serif;"><span style="font-size: large;"><span lang="ES">Llevo todo el fin de semana dándole vueltas a lo
absurdo de su muerte; me acuden constantemente imágenes de nuestro pasado
común. Lo veo bailando en Le Paradis, oigo el <i>Transformer</i>, de Lou Reed,
tarareo <i>Kookies</i>, <i>Starman</i>, de Bowie, canciones que cantábamos a
voz en grito por las calles desiertas. Nunca consiguió alcanzar sus sueños en
la música, pero amó mucho y fue muy amado.</span></span></span></div>
<span style="font-family: Arial,Helvetica,sans-serif;"><span style="font-size: large;">
</span></span><div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial,Helvetica,sans-serif;"><span style="font-size: large;"><span lang="ES">Con él se va un gran pedazo de mi historia que
ahora tendré que cuidar por los dos, para los dos. Ahora narraré nuestra historia
común sin que él pueda contradecirme con su sonrisa de duende. Hay un lugar en
mí que pertenece a Antonio. Si los fantasmas pueden volver, ahí tiene su casa.
Lo sigo queriendo. La muerte no tiene nada que ver con el amor.</span></span></span></div>
<span style="font-family: Arial,Helvetica,sans-serif;"><span style="font-size: large;">
</span></span><div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial,Helvetica,sans-serif;"><span style="font-size: large;"><span lang="ES">Murió un viernes 13. El trece del doce del trece.
Siempre fue un original. Creo que le habría gustado.</span></span></span></div>
<span style="font-family: Arial,Helvetica,sans-serif;"><span style="font-size: large;">
</span></span><div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<br /></div>
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/06735098251890103860noreply@blogger.com6tag:blogger.com,1999:blog-894536231021911082.post-23440817898749887722013-12-10T02:11:00.001-08:002013-12-10T02:11:36.366-08:00Estar vivo<!--[if gte mso 9]><xml>
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<br />
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<b><span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;"><br /></span></b></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;">Hoy he empezado el día con un tuit que decía:
“Buenos días! Todos los que leéis esto habéis conseguido estar vivos un día más
:-) Es una gran suerte. Enhorabuena! Disfrutadlo!“</span></div>
<div class="MsoBodyText">
<span lang="ES">Sé que suena imposiblemente optimista para
una vulgar mañana de martes, y tengo que confesar que yo tampoco soy de las que
empiezan el día saltando de la cama con un subidón de energía y la sensación de
que podría arrancar árboles de cuajo. Me fastidia que suene el despertador, me
fastidia estar siempre pendiente de la hora, me fastidia abrir los ojos y que
aún esté oscuro y haga frío y, sobre todo, me fastidia que no me apetezcan la
mayor parte de faenas previstas para ese día que empieza.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;">Pero por otra parte, en cuanto pienso en toda la
gente que en ese mismo momento no tiene que despertarse porque ha pasado la
noche en blanco en una cama de hospital, o que abre los ojos en una residencia
de ancianos pensando en cuántos días más le quedarán de ver amanecer, o la
gente que ya ni siquiera está entre los vivos... entonces se me ocurre la
suerte que tengo de haber llegado hasta aquí, de tener un nuevo día por
delante, aunque no sea de vacaciones en una isla paradisiaca, aunque tenga que
hacer cosas que no me gustan o tenga que enfrentarme con personas
desagradables.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;">La vida, como la juventud o la salud, es una cosa
que todos damos por hecha, que nos parece evidente y que no solemos apreciar
mientras la tenemos. Sin embargo se trata de una suerte inmensa, de un regalo
que nos tocó sin más, sin merecerlo, sin esforzarnos. El espermatozoide que, junto con el óvulo,
hizo que cada uno de nosotros fuera el que es, ganó aquella carrera y desde
entonces tenemos la posibilidad de abrir los ojos cada mañana y percibir el
mundo de alrededor con todos los sentidos. Durante un tiempo limitado, claro,
ya que llegará un día en que amanezca<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>y
el mundo siga adelante sin que nosotros estemos ya presentes.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;">Por eso el simple hecho de despertarse y sentir, y
saber que uno sigue siendo uno mismo (sí, ya sé que a veces es lo que menos
apetece; que uno preferiría ser otro, aunque sólo fuera para estar en otras
circunstancias) es algo para dar saltos de alegría en cuanto uno se hace
consciente de ello.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;">Y si además no te duele nada (o casi) y puedes
desayunar y sale agua caliente del grifo, ya ha empezado bien ese día único en
tu vida. Aunque sea martes, aunque los periódicos te machaquen con la infecta
realidad de lo que está pasando, aunque la gente no esté de humor y no te
devuelva la sonrisa.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;">Estás vivo. Aún. Otro día más. ¡Enhorabuena!</span></div>
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/06735098251890103860noreply@blogger.com4tag:blogger.com,1999:blog-894536231021911082.post-28687073282222892752013-12-08T09:06:00.000-08:002013-12-10T02:12:50.726-08:00Bienvenidos<!--[if gte mso 9]><xml>
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<br />
<div class="MsoBodyText">
<span lang="ES">El 1 de noviembre de 2010 escribí el post
final del blog que había estado llevando en la editorial Edelvives, mi
despedida después de dos años y medio de escribir entradas y relacionarme a
distancia con unas cuantas personas, algunas de ellas desconocidas para mí, que
al paso del tiempo se me fueron haciendo familiares y queridas.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;">Me dio lástima dejarlo, la verdad, y desde
entonces he estado pensando en volver a llevar un blog sin decidirme a hacerlo.
Tengo que confesar que la falta de conocimientos prácticos para crear ese
hipotético blog era el mayor obstáculo en mi camino.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;">Por eso ahora que con la ayuda de dos buenas
amigas –generosas y pacientes, además, con una negada informática como yo–
tengo montada una página donde puedo intentar aclararme yo sola y escribir
textos con la esperanza de que lleguen más allá del estudio donde trabajo, voy
a lanzarme con entusiasmo; voy a echar mi botella al mar, a ver si alguien la
recoge, la abre y lee el mensaje.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;">Mis intenciones son muy sencillas: escribir de vez
en cuando lo que en ese momento me interese o me preocupe; compartir con los
que se interesen por las mismas cosas que yo, y estar en contacto tanto con
conocidos como con personas que aún no conozco al natural. Además pienso abrir
una sección llamada Anima Mundi (en alguna pestaña separada), donde voy a ir
añadiendo noticias y cosillas que no he puesto en ninguna de las tres novelas;
algo así como “bonus tracks” o material adicional para los aficionados a la
trilogía. Y si con el tiempo los lectores tenéis interés en algo especial,
podéis comentarlo, preguntarme o incluso expresar deseos para nuevas escenas
con vuestros personajes favoritos. Me figuro que, juntos, ya se nos irán
ocurriendo cosas.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;">Mientras tanto sólo quería declarar inaugurado
este blog, daros las gracias por vuestro interés y, por supuesto, enviar un
agradecimiento público y gigante a mis dos hadas madrinas Carmen Moreno y
Melania Dueñas, que me han cumplido este deseo antes incluso de que lleguen la
Navidad y los Reyes Magos.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;">¡Bienvenidas! ¡Bienvenidos! Pasad, pasad, estáis
en vuestra casa.</span></div>
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/06735098251890103860noreply@blogger.com0